Esta es la última entrada que hago en la asignatura de
Psicología de la educación y manteniendo lo que he dicho anteriormente pienso
que todos los padres, docentes, políticos y demás agentes que tengan que ver en
mayor o menor medida con niños tendrían que hacer esta asignatura, dado que es
el pilar de la educación infantil. En ella he aprendido a mirar desde diferentes
perspectivas a los niños, a los docentes y a las metodologías educativas para
poder crear mi propio método.
En esta entrada os explicaré las características que
se desarrollan en educación, como la interacción entre maestros-alumnos o entre
alumnos-alumnos, el rendimiento escolar según los modelos o roles del docente, el
papel de la familia y la disciplina en el aula, ya que todos ellos son partes
fundamentales en el proceso de enseñanza-aprendizaje de los niños.
Como todos sabemos las primeras expectativas que los
maestros tienen hacia los alumnos pueden ser fácilmente modificadas, es decir, normalmente
los docentes se dejan influir por las opiniones de otros profesores, o agentes
cercanos sobre el comportamiento de los niños. De esta forma, no partimos de
nuestra propia objetividad y creo que en demasiadas ocasiones se etiquetan a
las familias o a los niños sin darles la posibilidad de cambio, repercutiendo
de una manera muy significativa en el esfuerzo, comportamiento y rendimiento
del pequeño. Hofer en 1986 decía que:
“Las expectativas sobre el rendimiento del futuro alumno juegan un importante papel como guías de la conducta del maestro. Estas expectativas representan conocimientos que son comparados con los niveles de aspiración del maestro. El resultado de esta comparación proporciona un punto de partida para la futura actividad”
Personalmente pienso que la sociedad
actual aún no incluye a todos los modelos familiares siendo así el modelo tradicional
el más respetado. Además, los alumnos que son constantes y tienen un alto
rendimiento escolar son el claro modelo del alumno ideal. Estos son apoyados
por el docente en todo momento dejándoles más tiempo o sonriéndoles, en cambio, los que tardan más en hacer las
tareas o son críticos a la hora de ejecutar las directrices de los docentes se
les deja de lado sin respetarles. Y yo me planteo ¿Quiénes son los que cambiarán
el mundo? Todos sabemos la respuesta y mi deber como futura docente es hacer
que este objetivo se haga realidad.
También considero que los niños le
dan mucha importancia a lo que los maestros esperan de ellos, esto se
manifiesta positivamente o negativamente según las miradas, el tono de voz o
los gestos. Dada mi dislexia me cuesta mucho leer y también tengo dificultades
para relacionar los sonidos con las grafías, cuando era pequeña los profesores
y mi familia no entendían el porqué y todo esto lo manifestaban negativamente
hacia mí, yo hacía muchos trucos como leérmelo
todo el día anterior, o preparármelo para que cuando me tocase el turno no me avergonzase
ante todos mis compañeros. Algunos días esto daba resultado, pero ante las
múltiples actividades sin planificar empecé a desmotivarme por mucho que me
gustase aprender. Ahora pienso que si mi
refuerzo hubiese sido más positivo e individual yo me hubiera esforzado más,
pero bueno ahora estudio por motivaciones intrínsecas.
Los docentes tenemos que dar respuesta a la diversidad de capacidades, intereses o
motivaciones, mostrándoles la importancia de aprender y haciendo que sientan las actividades o proyectos como algo
propio y con significado para todos los pequeños. El otro día vi un interesante vídeo de un centro inclusivo en donde se observan las diferencias de los niños pero se acogen a todos, espero que os guste.
Loa adultos también somos diferentes y cada uno tenemos nuestra propia personalidad, es decir, nos comportaremos de maneras diferentes en el aula. Hay estudios que indican que las características de la personalidad de cada maestro están ligadas a las que el niño demuestra mediante su rendimiento. Por ejemplo, para Secadas se encuentran dos polos extremos o roles muy diferentes, en primer lugar el afectivo-emocional y en segundo lugar el intelectual-directivo.
Actualmente el rol del maestro está
poco definido, la sociedad no sabe lo que espera de él y eso desarrolla una
imagen de inseguridad sobre éste agente socializador tan importante para
nuestro futuro. Se les cuestionan todos sus actos, por ello nosotras como
futuras docentes tenemos que ser profesionales y así cuando nos llegue la hora
de responder a las demandas de las familias o alumnos les podamos plantear los
motivos con bases teóricas razonadas y reflexionadas previamente.
Pienso que un prototipo de maestro eficaz es el que tiene en cuenta las necesidades de los niños, la
diversidad, los ritmos, la empatía, la cooperación, la familia y todas las posibilidades de evaluación tanto
para sus alumnos como para él mismo.
Lippit y Lewin hicieron estudios sobre
el estilo docente democrático, autoritario y estilo Laissez-faire. Sus objetivos
eran estudiar los estilos en los que se incidía más sobre la agresividad, las
relaciones de grupo y la productividad de los alumnos. Los resultados demostraron
que el Laissez-faire era un caos total, dado que los niños hacían lo que
querían. En el democrático, los niños eran menos agresivos que en el autoritario,
trabajaban con el maestro o sin el maestro, respetaban el material y lo compartían.
Los docentes que favorecen la iniciativa de los alumnos considerando sus
ideas, tienen resultados muy positivos, hoy en día para analizar este comportamiento
podemos utilizar el sistema de cuestionarios FIAC, creado por Flanders. Y
también tenemos cuestionarios de 28 ítems creados por Bennet que nos ayudan a
mejorar los aspectos cognitivos y afectivos.
Asimismo, en el aula se pueden observar comportamientos que provocan una enseñanza eficaz, es decir, apoyar a el niño mientras trabaja, comprobar lo que entiende y no entiende, revisando siempre los aspectos trabajados. Este estilo de enseñanza fue diseñado por Rosenshine y Stevens.
Por otro lado, la sociedad tiene
que desarrollar habilidades mediante la interacción de los diferentes agentes, pero
hay niños que no tienen competencias o
capacidades, porque no las ha aprendido nunca o no las quieren utilizar y en
los centros educativos poco a poco irán ampliándolas.
En el caso de un niño con impulsos
agresivos, éste va adquiriendo control a medida que va creciendo o dicho de
otra manera va controlando sus impulsos
poco a poco. Pero si además tiene una actitud empática se incrementan sus
posibilidades y ampliará un sentimiento de compartir preferencias con amigos
desarrollando el gusto por el trabajo en equipo.
La familia y la educación tienen que trabajar juntos motivando a los niños e intentando dejar la obsesión que tenemos por las calificaciones, es decir, podemos dar relevancia a otros aspectos como por ejemplo lo que necesita mejorar y lo que se le da muy bien. Para que todo lo que se ha expuesto anteriormente sea posible, pienso que la comunicación maestro-alumno-familia tiene que ser fluida.
Para terminar con esta entrada solo diré que a lo largo de este semestre estoy profundamente agradecida por la oportunidad de haber aprendido reflexionando, porque en cada clase me cuestionaba como madre y como futura docente y creo que ese el principio básico para no hacer lo que han hecho conmigo en la educación tradicional.
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