viernes, 7 de junio de 2013

ESCUELA IV


 

En esta última entrada haré una reflexión de las emociones como futura docente. Tras las reflexiones de las entradas anteriores me he dado cuenta que trabajar las emociones dentro del aula es mucho más importante de lo que pensaba al empezar la asignatura.

Asimismo, no nos tenemos que olvidar que nuestra profesión no se acaba fuera del aula, sino al contrario. Toda la comunidad educativa necesita que seamos empáticos y que respetemos las diferentes emociones. Por eso creo, que re­­­­flexionar sobre la forma de actuar del docente ante los padres del aula, me hará ver que nuestro comportamiento puede influir a nivel emocional sobre la familia, el niño y el docente.

Para realizar la reflexión partiré de esta situación:

“Una mare li diu a la mestra del seu fill de tres anys que fa poc que ha començat el nou curs escolar i que per tant, està en el procés del període d’adaptació, que aquest ja està suficientment adaptat i que considera que ja pot finalitzar aquest període. La mestra li va respondre que, encara que el nen ja estigués adaptat, era ella la que tenia por i no es sentia còmoda finalitzant el període d'adaptació abans d’hora, perquè necessitava que les coses anessin com estaven programades”

En el texto se puede observar que afectivamente la maestra le da mucha importancia al periodo de adaptación de los niños y creo que efectivamente es muy importante ya que se implantan las rutinas. El pequeño se tiene que acostumbrar a los nuevos horarios, a la maestra, a sus compañeros y a su nuevo sistema.

Aquí os dejo un vídeo que explica muy bien y da una serie de consejos sobre la importancia del periodo de adaptación.
 



Como hemos podido observar la correcta adaptación del niño es muy importante y también es difícil ya que el pequeño tiene que alejarse de su madre, padre o hermanos y acercarse a nuevas personas que para él son desconocidos.
Pienso que está maestra solo explica a la familia que no se encuentra segura de finalizar el periodo de adaptación antes de lo previsto, olvidándose de decirles  que ella también necesita un tiempo de adaptación. Asimismo, los motivos que les da no son muy convincentes, dado que utiliza una programación rígida como fundamento a su decisión.

Pienso que la familia se sentirá sin poder de decisión, si la maestra les hubiese explicado la importancia real de este periodo con bases fundamentadas y no por seguir una programación la familia lo hubiese entendido sin ninguna duda.

La comunicación entre familia y escuela tiene que ser fluida. En la situación expuesta anteriormente se está poniendo una barrera como saludo inicial que creo que no dejará fluir la comunicación entre las partes.

Pero por otro lado también tenemos que tener en cuenta que cada niño es diferente y tendrá diferentes ritmos. Es decir, si me encontrase con un caso así utilizaría el protocolo como un marco flexible que se acoplase a las necesidades individuales de cada uno de los niños.

Para concluir, solo quiero decir que he aprendido que nuestras respuestas tienen que haber sido reflexionadas previamente, observando las posibles consecuencias emocionales que pueden tener sobre las familias, los niños y sobre nosotros mismos
 

 

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